Ancient Domains of Mystery (ADOM) es uno de los 'roguelike' más famosos y laureados de todos los tiempos. Pese a que su primera versión pública data del año 1994, el juego sigue manteniendo un desarrollo activo y cuenta con una base de jugadores tan estable como numerosa.
Como en todos los juegos del género, al comienzo de la partida tendremos que crear a nuestro personaje, pudiendo elegir entre más de una decena de razas y más de veinte profesiones, con las que podremos personalizar a nuestro héroe. Además, podremos elegir si queremos hacer al personaje al azar, o escoger hasta el más mínimo detalle sobre él.
Una vez hayamos creado a nuestro personaje, será el momento de poner a prueba la profecía que sirve de punto de partida del juego, que dice que un héroe se alzará entre el resto para poner fin a la oscuridad que se cierne sobre el mundo de Ancardia. Y lo más probable, siendo honestos, es que nuestro personaje no sea ese elegido.
Siguiendo la tónica tradicional de los 'roguelike', en ADOM tendremos una interfaz relativamente compleja (es recomendable leer el manual antes de jugar), muerte permanente de nuestro héroe, mazmorras aleatorias y letales, y un apartado visual muy simple, que echará para atrás a los jugadores menos veteranos. Por suerte, el control del juego se puede hacer tanto con teclado como con ratón y antes de empezar a jugar podremos activar algunas opciones para hacer que el juego no sea tan letal.
ADOM: Ancient Domains of Mystery es un 'roguelike' muy divertido, que cuenta con más opciones y horas de diversión que la gran mayoría de títulos comerciales modernos. Su principal problema (o virtud, según se mire), es que cuesta bastante hacerse con la mecánica general del juego, ya que cuenta con cientos de pequeños detalles que por supuesto podremos ir aprendiendo poco a poco.
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